
El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, salió en modo recomponedor en busca de tratar de limar las asperezas con los socios parlamentarios que luego de la última sesión se sienten traicionados tras la votación de los miembros para la Auditoría General de la Nación.
El primero en ser llamado e invitado a un encuentro fue Cristian Ritondo, jefe del bloque PRO y hombre que apuntó directamente a Menem como el artífice de la ruptura del pacto parlamentario que terminó con el kirchnerismo y los libertarios votando en conjunto.
«Lo hace en su condición de presidente de la Cámara; por su trabajo y su condición política“, señalaron desde el entorno de Menem a la hora de explicar el porqué de los llamados y los encuentros.
Ese encuentro con Ritondo no sirvió para frenar la presentación judicial del PRO para que se dicte una medida de no innovar respecto de la jura de los nuevos miembros de la AGN. Y los ánimos en el partido amarillo siguen bastantes caldeados ya que, mientras se realizaba la presentación judicial en la AGN, juraban los directores de LLA, el PJ y la representante de los gobernadores.
No solo esto, sino que en un programa de televisión se hizo referencia a supuestos pedidos que habría hecho el jefe del bloque del PRO para movilizar los votos de su banca. Esto fue leído como una operación de la Casa Rosada, lo que tensionó aún más la relación entre las partes.
La intención de los libertarios es recomponer, pero conviven dos miradas sobre la situación. Están aquellos que hacen números y observan que en la última sesión casi no alcanzan el quórum y recién lo lograron cuando Nicolás Massot y Miguel Angel Pichetto, de Unidos. Ese error de cálculo de parte de los libertarios después quedó claro cuando se votó y se rechazó el Capítulo XI.
Pero también están los que dicen que el PRO hoy no tiene otra opción que acompañar. Luego de dos años de ser el sector -junto al radicalismo- que le aseguró la sanción de leyes, hay un sector de Balcarce 50 que muestra los datos de las elecciones y el pasaje de diputados al bloque violeta. “No tienen a dónde ir. Las opciones son o van con nosotros o votan con el kirchnerismo”.

Otro punto que algunos sectores libertarios señalan como un “golpeado” es el caso de Fernando de Andreis. Sin duda alguna hombre de Mauricio Macri, en su primera sesión como diputado nacional vio cómo perdía la AGN -el PRO quería a Jorge Triaca en ese lugar- y cómo también se le diluían los fondos para la Ciudad de Buenos Aires con la caída del Capítulo XI.
Pero más allá de las idas y vueltas que se dicen en los pasillos del Palacio Legislativo, en el oficialismo saben que en febrero deberán discutir la reforma laboral y necesitan de los votos del PRO y de otros bloques.
«Hay que recomponer porque sino va a ser todo cuesta arriba. Nosotros -por LLA- somos muchos más pero no nos alcanza. Ellos -por el PRO- saben que de alguna forma hay que acordar pero supongo que lo van a cobrar, veremos en qué punto nos encontramos“, explicó un diputado libertario que ya lleva dos años en la Cámara.
Hay ex PRO hoy libertarios que tratan de actuar como puente. Pero esa es otra herida que está muy fresca entonces el diálogo no está interrumpido pero está enrarecido.
Pero además del PRO, Menem tiene que aceitar relaciones con otros bloques. Con buena relación con la UCR, el de Unidos es el que se presenta más complejo ya que representa a varios gobernadores y a varios sectores. Los llamados llevan la excusa de los buenos deseos por las fiestas como puerta de entrada pero tienen como finalidad restablecer los puentes. El próximo paso en Diputados -si es que el viernes no hay ninguna sorpresa en el Senado– es la reforma laboral y en el gobierno se quiere asegurar que lo podrá llevar adelante sin ninguna sorpresa de parte de los aliados.



