En una noche que dejó huella, cientos de personas se reunieron en el histórico Jirón de la Unión para continuar la celebración por el aniversario 490 de Lima. Tras la serenata ofrecida en la Plaza Mayor la noche del viernes 17 de enero, los festejos se extendieron hasta las primeras horas del sábado 18, donde la música y el baile protagonizaron la jornada.
El viernes, a partir de las 15:00 horas, un gran pasacalle marcó el inicio de las celebraciones en el corazón del Centro Histórico. Con una cartelera musical diversa, que incluyó géneros como la salsa, el rock y la cumbia, miles de ciudadanos y turistas abarrotaron la Plaza Mayor. El cierre del evento estuvo a cargo de la reconocida agrupación Armonía 10, cuyo espectáculo, finalizado pasada las 11:00 p. m., dejó a los asistentes con ganas de seguir la fiesta.
El Jirón de la Unión, epicentro de la celebración
Tras el espectáculo en la Plaza Mayor, la fiesta se trasladó al icónico Jirón de la Unión. Cientos de personas, entre limeños y turistas, se congregaron en esta emblemática arteria que conecta la Plaza Mayor con la Plaza San Martín. Equipados con parlantes y bebidas, los asistentes improvisaron una gran fiesta en cada cuadra del jirón, cantando y bailando hasta altas horas de la madrugada del sábado 18 de enero. Esta espontánea celebración recordó la vitalidad y el espíritu festivo que caracteriza a los limeños.
En celebraciones anteriores, como en 2023 y 2024, las festividades por el aniversario de Lima también incluyeron actividades en el Jirón de la Unión, pero la magnitud y espontaneidad de la celebración de este año destacaron notablemente. La participación masiva y la energía desbordante de los asistentes reflejaron un renovado entusiasmo por conmemorar la historia y cultura de la ciudad.
El sábado 18 de enero, día central de las celebraciones, se llevó a cabo una misa y tedeum en la Catedral de Lima a las 10:00 a.m., con la presencia de autoridades políticas, militares y policiales. Posteriormente, a las 11:10 a.m., se realizó un homenaje a Francisco Pizarro en el Pasaje Santa Rosa, seguido de una sesión solemne en el salón principal de la Municipalidad Metropolitana de Lima a las 12:15 p.m.
La ‘Ciudad de los Reyes’
La designación de Lima como la ‘Ciudad de los Reyes’ tiene su raíz en decisiones cargadas de simbolismo religioso y político durante los primeros años de la colonización española. Según el relato histórico, Francisco Pizarro, al fundar oficialmente la ciudad en 1535, vinculó su nombre a la festividad cristiana de la Epifanía, celebrada el 6 de enero. Esta fecha, que conmemora la adoración de los Reyes Magos al niño Jesús, poseía una profunda relevancia dentro de la tradición católica, lo que subraya el impacto de las celebraciones religiosas en las decisiones políticas y sociales de la época colonial.
La elección de este título no fue arbitraria. Más allá de rendir homenaje a la festividad cristiana, Pizarro buscaba conferir un carácter espiritual y simbólico a la ciudad, aspirando a situarla bajo la protección de la fe católica. Este gesto también tenía una intención estratégica: consolidar el papel de Lima como un centro administrativo y religioso clave dentro del Virreinato del Perú.
En el contexto colonial, las decisiones en torno a la fundación y denominación de las ciudades solían estar profundamente influenciadas por la religión, lo que garantizaba el control ideológico y político de los territorios conquistados.