Karina Milei, junto a Manuel Adorni, en un palco de Diputados. Juego fuerte por Martín Menem

El oficialismo coronó finalmente su ambición de convertirse en primera minoría de la Cámara de Diputados, un cambio fuerte que será formalizado este miércoles luego de la jura de los nuevos legisladores. El avance violeta fue posible por la absorción de algunos socios para ampliar el bloque -operación que impactó sobre todo en el PRO- y el astillamiento del peronismo/kirchnerismo. Producto de esa movida, y reacción más amplia frente a la nueva realidad del Congreso, se aceleró el armado de dos espacios que representan a gobernadores, con un mensaje claro: afirmarse en la negociación con el poder central. En conjunto, una muestra de la agudizada crisis de los partidos.

El foco inmediato está puesto en la expresión efectiva de este nuevo cuadro. Las primeras especulaciones siguen atadas a lo que ocurra con las autoridades de Diputados, aunque no parece que vaya a haber cambios sustanciales en los primeros lugares. Consecuencia directa de la elección de octubre, y del poder ratificado y aumentado de Karina Milei, el oficialismo disipó cualquier duda sobre la continuidad de Martín Menem en la presidencia del cuerpo. Y parece difícil que se rompa el esquema que reserva la vicepresidencia primera en la principal bancada opositora, es decir, UxP.

Se verá también cómo es el reparto de las otras vicepresidencias, pero sólo generaría una tormenta política un pacto de hecho entre la LLA y el peronismo/K para repartirse esos casilleros. Es el espacio de las terceras fuerzas. Los recelos, que son muchos en franjas de la oposición, apuntan en otro sentido: garantizar reglas de juego para el reparto de sillas en las comisiones de la Cámara y en las comisiones bicamerales. Por supuesto, la presidencia de algunas de las de mayor peso -Presupuesto y Hacienda, por ejemplo- seguirán en manos del oficialismo, pero el tema crucial es cómo son integradas.

Se trata de una cuestión de fondo. En la anterior pulseada, por razones de conveniencia de algunos sectores -en especial, el peronismo y el PRO-, se impuso el criterio de distribuir asientos en proporción al número de cada bloque, lo cual desconocía alianzas entre bancadas. Esta vez, tendría mayor impulso la consideración del reparto en función de los interbloques, más allá de formalidades. Eso explica, en parte, las negociaciones que crecieron esta semana -y tendrían expresión concreta en estas horas- en la pelea por convertirse en tercera minoría.

El peronismo acaba de exponer, aunque aún no en toda su magnitud, la crisis generada por la derrota electoral, que potenció tensiones de arrastre y expuso el deterioro de la jefatura de Cristina Fernández de Kirchner. La ex presidente, con prisión domiciliaria y en medio de la mayor exposición de corrupción -el caso de los Cuadernos-, enfrenta una disputa muy dura en el interior del propio kirchnerismo, con eje en lo que consideraba su territorio, la provincia de Buenos Aires.

La interna más amplia complicó ahora al bloque de UxP. Además de la pérdida de bancas por el resultado de octubre, se afirmó el quiebre de hecho con algunos gobernadores. La ruptura de los diputados que responden al catamarqueño Raúl Jalil terminó de allanar el camino de LLA para desbancar a UxP como primera minoría. Quedó latente la posibilidad de otras salidas. El foco está puesto en un representante de San Luis, pero también en algunos de los peronistas pampeanos. La movida más amplia expone además la pérdida de poder territorial y el distanciamiento de aliados, como los misioneros de Carlos Rovira y los santiagueños de Gerardo Zamora, que juega a dos bandas.

El Gobierno alentó ese desgranamiento, vital para su jugada en Diputados y también con precio a pagar en la negociación del Presupuesto. Quedará más claro cuando cierre ese capítulo. En paralelo, el avance violeta produjo desaires entre aliados. El último salto, que terminó de armar la primera minoría, fue el del diputado Francisco Morchio. Una atención del entrerriano Rogelio Frigerio. Quedó atrás la idea de un interbloque con los amarillos de Cristian Ritondo.

Manuel Adorni y Diego Santilli, con gobernadores. es parte de la negociación del Presupuesto

Con la mira puesta ahora en integrarse como tercera fuerza, el PRO conversa con la UCR para armar un interbloque. El radicalismo volvió a dividirse. Seis o siete diputados que responden a jefes provinciales que juegan con Olivos -básicamente, mendocinos y chaqueños- y algunos “sueltos” se mueven en esa dirección. Y cinco o seis, se encaminan a Provincias Unidas. Las conversaciones encabezadas por Ritondo incluyen a los dos representantes del MID y los sanjuaninos alineados con el gobernador Marcelo Orrego. Apuestan a sumar 24 legisladores.

En este contexto de fragmentación, impacta el mensaje que transmite el Gobierno al privilegiar a los gobernadores en las tratativas por el Presupuesto. Es una negociación mano a mano, que los coloca en un lugar destacado y, al mismo tiempo, expone el riesgo de los límites de cada uno de ellos, individualmente y sin paraguas nacional.

Con ese cortinado de fondo, crecieron las conversaciones para asegurar espacios en el Congreso. Y dos interbloques asoman en el tablero de Diputados.

Uno es Provincias Unidas. Será clave cómo terminan los contactos entre el santafesino Maximiliano Pullaro y Miguel Angel Pichetto. En el armado de este espacio vienen confluyendo el cordobés Martín Llaryora, el chubutense Ignacio Torres y el jujeño Carlos Sadir. Se agregan radicales porteños. Está por definirse cómo juegan representantes correntinos y santacruceños. Y qué pasa con la CC y algunos otros de los denominados “sueltos”. La aspiración de los impulsores es sumar entre 22 y 24 integrantes.

Con menos número, se terminó de armar la confluencia que sería anotada como País Federal. El salto de tres de los cuatro peronistas catamarqueños fue la mayor novedad, por el golpe en la interna del PJ/K. La conformación de este interbloque viene siendo animada por el salteño Gustavo Sáenz y el tucumano Osvaldo Jaldo. Además, por el misionero Hugo Passalacqua. Podrían añadirse otros aportes por afuera del peronismo. Y el mayor interrogante es si Zamora arrimará a algunos de sus filas.

Lo que viene en Diputados es el tratamiento del Presupuesto 2026. La mesa de negociaciones es amplia, dentro y fuera del Congreso.