Catalina Ammaturo – La pena
por Chiara Pizzichini
Catalina Ammaturo ya nos advirtió en su primer disco: “Nunca fui de esas chicas sin pena que perseguir”. Fiel a sus declaraciones, a fin de año la artista bonaerense publicó su nuevo EP titulado La pena. En la tapa, un conejito adorable. ¿Qué la lleva a identificarse con ese animal? “Es una presa, un animal súper indefenso. Y yo me siento muy indefensa y vulnerable con mis emociones -confiesa la cantante en conversación con Indie Hoy-. Siento que a veces cuando uno fracasa en el amor se siente un fracasado”. Insegura y vulnerable, en La pena, Ammaturo reúne los fragmentos que quedaron de ella después del desamor y nos cuenta cómo sobrevivió.
Si bien Ammaturo trabajó en dos canciones del EP —“Intro (lo que espero)” e “Y nada sirve”— con Mariano Sucar -el productor de su disco debut, Chica Violeta (2023)- el grueso de la producción se la llevó Samuel Shea, músico estadounidense recientemente instalado en Buenos Aires. La alianza serendípica con Shea le permitió conseguir el impulso que tanto necesitaba para el próximo paso de su carrera. “Apareció la oportunidad de trabajar con una producción y sonidos nuevos y dije: obvio, vamos a explotarlo”, dice.
La pena representa un punto de inflexión en la carrera de la cantautora hacia un sonido más experimental marcado por el uso de los sintetizadores. La búsqueda de este sonido presentó sus desafíos. Cata quería volcarse a la retromanía, pero Shea no estaba muy convencido. “Él me había dicho: ¿por qué querrías hacer algo que ya se hizo en una época donde se puede experimentar con sonidos nuevos?”, admite. El resultado de esta búsqueda sonora devino en una producción de pop alternativo que no suena como a nada que están haciendo otros artistas emergentes de la escena.
La pena innova y al mismo tiempo tiene ecos del pasado, con un sonido tan universal y singular como el pesar con el que cada uno carga. Para Cata, su música suena como ella se siente. Es pop pero no del todo, porque la convulsión de guitarras eléctricas y baterías pesadas en canciones como “Poción” ameritan un pogo. También hay groove y reminiscencias a Amy Winehouse en “Caminar en cristal“, mientras boludea a su examante: “Este es aburrido como enero”.
Incluso puede hacernos llorar en “Y nada sirve”, una balada de guitarra acústica desgarradora en donde canta: “Ya puse fe en el olvidar/ Dije cosas en el bar/ Ensayo triste y nada/ Busco cómo desarmar/ Recorrí la capital/ Te dejo libre”. La pluma de Ammaturo destaca por momentos como esos: sus versos existen en el intermedio perfecto entre la autobiografía y la poética, con un fraseo sintético que no deja de transmitir una carga emocional potente y demuestra su elocuencia como compositora.
Es curioso entonces que este proyecto la haya reconciliado con el hábito de escribir sola, luego de pasar varios meses escribiendo para el EP en colaboración con sus colegas. “Toda mi vida escribí sola, mi piano y yo -cuenta-, pero pensé: quizás de ahora en más nunca voy a escribir sola. Y era como, uf, qué raro. Me di cuenta que me faltaba tener ese momento conmigo”. Una tarde, en su sala de ensayo en el polo cultural Saldías, encontró un momento a solas y se enfrentó al piano. Necesitaba confesarse. Así nació “Indefinidamente“. Mediante una percusión tribal, armonías espectrales, guitarras eléctricas y un sinte mellotron, Cata conjura un universo sonoro hipnótico que le otorga su marca registrada como una rara avis en el under.
Con La pena, Ammaturo demuestra que es capaz de superarse como artista y cementa su estatus como una de las mejores promesas del under nacional. “Could’ve Been You” le da un cierre al EP que conceptualmente encaja con la parte de aceptación del duelo. La canción empieza al mejor estilo de Lana Del Rey, con un sinte de violín, acordes melancólicos y una percusión que otorga dinamismo. “Pienso en el amor y me aparecés vos detrás de los ojos”, canta Ammaturo. Y sin embargo, no funcionó. Qué pena. De todas maneras, a no desesperar. “No hay forma de que algo dure para siempre, menos un dolor”, concluye la artista.
Escuchá La pena de Catalina Ammaturo en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).
La Valenti – La capitana
por Fiorella Gonzalo
Cuando el año estaba terminar y el inconsciente colectivo perpetuaba un aura de pesadumbre y cansancio, La Valenti apareció con un álbum tierno, autónomo e innovador. Desde ahí, llama fuertemente la atención porque infló el pecho, se secó las lágrimas y avanzó a paso de capitana para abatir una realidad que pincha.
“No solo me cuesta habitar este mundo, me cuesta habitarlo siendo mujer -cuenta la artista en conversación con Indie Hoy-. Todos los días me encuentro en la batalla de decir: che, quiero que esto sea distinto. Esta obra nace de eso, desde la necesidad de hacer algo que me haga sentir fuerte, que me permita pisar con pasos firmes, con los pantalones bien puestos“.
La capitana es un acto político. Habla del sur argentino, habla del poderío femenino, de la fuerza de buscar recuperar aquellos lugares que nos han quitado y del amor. “Para componer La capitana me nutrí de dos sentimientos que me atravesaron diariamente desde que nos encerramos en el estudio hasta que salió -cuenta Valentina Soria-. El primero fue el desarraigo que siento con mi ciudad natal, Neuquén, y con las tierras del sur. El segundo, fue pensar en la realidad social que nos toca atravesar en estos tiempos, donde cuesta salir a la calle y no desesperanzarse“.
Cual Eva Perón, Valentina entreteje con un ímpetu admirable un discurso por y para nosotras. Esto lo logra no solamente a través de sus letras, sino también a través de las elecciones en torno a la gestación de este disco.
“Este disco me llevó a atravesar un proceso muy lindo de aprender de producción y mezcla de la mano de Nan Que y Polska, mis productores -asegura-. Para mí fue clave aprender para hacerme cargo de ese rol de productora que tanto quería afrontar. Ahora puedo decir que ya no soy más la artista que compone al lado del productor y clava el vocal. Yo meto mano, soy parte de los créditos de música también. Nunca me había dado ese espacio y creo que es otra forma de cambiar las cosas”.
La capitana es el resultado materializado del camino de sanación que atravesó Valentina. Su disco anterior, R Chop (2022), relató sus estadios transitando un cáncer que le hizo replantearse el habitar este mundo. “La capitana me encontró más grande, más arraigada a la tierra y a la realidad, menos volada, pero a la vez sufriendo un poco más, en un contexto mucho más hostil donde encontrarse con las convicciones que son propias se vuelve primordial”.
“Siempre intento escaparme de la realidad -continúa-, siento que no la comprendo y siento que nadie me comprende a mí, entonces me pasó que necesitaba música que me haga bailar mucho, disociarme. Empecé a ahondar en la electrónica y logramos que varios temas del disco vayan enganchados como si fuese un live set, pero a la vez, el disco cierra con ‘Volver al sur’, posiblemente el folclore más triste que vas a escuchar. Entonces fue eso, habitar ese dualismo de emociones”.
Vale la pena pedir la revancha. El corazón cambia de forma, se vuelve gigante. En realidades hostiles, vale doble. La capitana es el soundtrack predeterminado para eso. “Me encantaría que alguien escuche este disco sin conocerme -concluye Valentina-. Me gustaría que lo escuchen en orden y que puedan ver la película en YouTube, que se permitan atravesar las emociones que les surjan con el proyecto porque la historia de La capitana es muy linda. Este es un álbum para celebrar, reivindicar a nuestras mujeres y estar orgullosos de ser argentinos“.
Escuchá La capitana de La Valenti en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).
Micaela Basadoni – Árboles
por Julia Perata
“Música te amo. Música habita en mí y yo habito en ella”. Así se presenta Micaela Basadoni, resumiendo la coexistencia de su ser y de su arte, dos figuras intrínsecamente unidas en esa chica porteña que encuentra en la música “su juego favorito” y el agosto pasado presentó su segundo álbum de estudio.
Árboles invoca la impronta del pop rock argentino y la invita a fusionarse con una línea poética llena de reflexiones, bosques frondosos y terrores derrotados. Coproducido por ella misma junto a Juan Belvis y Luciano Vitale en el estudio porteño Belcebú, este segundo proyecto parece exacerbar los beneficios de la conjunción de la tríada de músicos.
“Compartir con Juan y Lulo es hermoso, son pura pasión -cuenta la cantautora y guitarrista-. Coproducir con ellos es jugar como niñxs. Lo más lindo es que las canciones que compuse a guitarra y voz crecen y se expanden a partir del encuentro entre lxs tres”.
Producto de esas confesiones articuladas con cariño y entrega nació “Aventura”, single que precedió al proyecto final y que no solo le valió el segundo premio del Concurso Nacional de Música Popular del Fondo Nacional de las Artes, sino que también actuó de hacha para abrir camino hacia lo que hoy el sendero de dos puntas que es Árboles; una mirando hacia la infinidad del futuro, pero con el pasillo del pasado y un llamado nostálgico siempre presente en su espalda.
“Siesta rosa”, por ejemplo, atesora esos recuerdos en versos que flotan como nubes livianas, tornasoladas: dormir la siesta en una habitación pintada de rosa, sentir el viento soplar en una noche de verano transcurrida en el barrio, preparar los discos para el viaje en auto que avanza, sin prisa y sin pausa, por la ruta rota; la vida registrada en momentos por Basadoni junto a Luna Sujatovich como invitada, sobre una base que suena tan fresca como remota. Y después de ese viaje al pretérito, aparece la premonición del confort ulterior. “Vos perdonate para aprender/ Tu cuerpo es árbol, vas a crecer”, promete la cantautora en “Árboles”.
Según explica Micaela, las influencias del proyecto pivotan entre “experiencias, pensamientos, cosas que digo en voz alta o que escucho de alguien más, pero también siento como fuente de inspiración total a Violeta Parra y a Sor Juana Inés de la Cruz“, poeta de la cual tomó la letra para “Piramidal”, la primera canción del álbum. “Y siempre Spinetta, el Príncipe, Edgardo Cardozo, o los discos que grabaron juntas Leda Valladares y María Elena Walsh”, agrega.
Pero el factor fundamental es su creencia de cabecera: hay que compartir con la fuerza de la ternura. En gran parte, se trata de eso. ¿Y el resto? Es un corazón abierto, un baile con dejos de verano tardío, un puñadito de puentes que, para Micaela Basadoni, tejen el tiempo compartido. Como ofrece en “Si querés venir”, una invitación perfecta: “Si querés venir/ Hoy te pueda dar algo/ Que aprendí”. Entrar al bosque, emprender el viaje.
Escuchá Árboles de Micaela Basadoni en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).
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