El presidente Javier Milei en el búnker de LLA (Foto: REUTERS/Cristina Sille)

Ni los 9,3 millones de votos obtenidos este domingo por Javier Milei alcanzaron para disimular las internas y aplacar una disputa que ayer, en Casa Rosada, se desarrollaba con igual o más tensión que antes de las elecciones. El triunfo categórico de La Libertad Avanza (LLA), en torno al 40,6%, distendió las urgencias del programa económico y le dio aire al Gobierno, pero provocó un efecto de dilatación hacia el interior del Gabinete, que esperaba por una modificación del sistema de toma de decisiones contaminado por la puja en el triángulo de hierro.

El domingo, sobre el escenario, el Presidente intentó saldar públicamente esa disputa cuando subió al escenario a Karina Milei y a Santiago Caputo -“dos colosos”, los presentó-, cuyo enfrentamiento trascendió la barrera de contención de la familia Menem, sindicados por el consultor como los artífices de buena parte de los traspiés políticos y judiciales que salpicaron al gobierno en los últimos meses. Ayer, con el resultado puesto, en el entorno de Martín y Eduardo “Lule” Menem sobrevoló una sensación de alivio, y una suerte de reivindicación interna por una estrategia electoral que, en algunos distritos, había sido muy cuestionada por Las Fuerzas del Cielo. “¿Vieron que había que esperar?“, fue el mensaje que les bajó a los Menem la hermana del Presidente, que se erigió este domingo, junto a su hermano, como una de las grandes ganadoras de la elección.

En el seno de La Libertad Avanza se había instalado en las últimas semanas que el resultado de la elección de ayer serviría de corolario de una inmediata modificación del Gabinete, y una revisión del sistema de mandos que se averió en los últimos meses y que entró en crisis por la derrota del 7 de septiembre en territorio bonaerense. El propio Milei alimentó las fantasías internas cuando confirmó, una semana y media atrás, en una entrevista con LN+, que su consultor principal pasaría a tener un “rol central” en el nuevo esquema del poder. “Sí, absolutamente”, le respondió el presidente a Esteban Trebucq tal vez sin saber que, con esa frase, desencadenaría una batería de especulaciones y una pelea feroz por el control del equipo ministerial que no se detuvo ni el domingo por la noche.

Nadie sabía, puertas adentro, que Milei contestaría de esa manera. Pero las proyecciones electorales no arrojaban aún buenos pronósticos -apenas una mejora- y, en el interior de LLA, se había instalado en casi todos los sectores que, con un resultado que le permitiera al Gobierno “salvar la ropa”, se impondría desde ayer una urgente renovación del Gabinete.

El sábado, tal como publicó este medio al día siguiente, Caputo visitó al Presidente en Olivos. Las versiones del desenlace de esa reunión no fueron, según las fuentes, demasiado alentadoras. Solo trascendió que el asesor le llevó un rediseño del equipo de ministros con una serie de sugerencias. Y que habría existido una contraoferta. El domingo, el presidente y Caputo volvieron a reunirse en un salón reservado del hotel Libertador con Karina Milei, antes de los festejos. Después de ese encuentro, el jefe de Estado brindó un discurso moderado y conciliador en el que solo dejó afuera al kirchnerismo de una convocatoria a la construcción de acuerdos parlamentarios. En ese discurso, aprovechó para agradecer a parte de su equipo, entre los que destacó, además de los funcionarios-candidatos, a Manuel Adorni -ayer volvió a sonar otra vez como futuro reingreso al gabinete tras asumir su banca en la Legislatura-, al saliente canciller Gerardo Werthein -renunció con críticas muy airadas a Las Fuerzas del Cielo- y al presidente de la Cámara baja, al que mencionó con especial énfasis y que mantiene una disputa muy caliente con el consultor.

“El gabinete se va a construir a la luz del nuevo Congreso”, aseguró este lunes el presidente en A24. Es decir: a diferencia de lo previsto internamente, el Presidente podría demorar hasta el recambio parlamentario las modificaciones en su staff de ministros. “Está todo frenado, esto no da para más”, se sinceró ayer un funcionario. Se congeló, incluso, la salida de Mariano Cúneo Libarona de manera momentánea. En paralelo, tomó más aire Luis Caputo, “Toto”, que gana influencia.

El presidente Javier Milei, junto a Santiago Caputo, Manuel Adorni, Patricia Buillrich, Diego Santilli y Karina Milei en el búnker de LLA (Foto: Luis ROBAYO / AFP)

Entre las incógnitas acumuladas figura la permanencia de Guillermo Francos, cuyo puesto se convirtió en una silla en disputa después de que trascendiera la posibilidad de que Santiago Caputo podía ser seleccionado para ese lugar. Cerca del estratega explicaron que nunca pidió ese cargo, que seguía interesado en mantenerse por fuera del elenco oficial y que solo aceptaría rever esa decisión por un pedido expreso de Milei. Una definición que, sin embargo, no se alineó con los movimientos de las últimas semanas y las operaciones en curso.

La demora del Presidente en el rediseño del Gabinete dilata, en paralelo, la construcción de los acuerdos políticos y los consensos en torno al paquete de reformas que la Casa Rosada planea introducir en el Parlamento en el inicio del segundo tiempo de la gestión: ni los gobernadores ni los legisladores aliados saben quién liderará esa convocatoria y quién o quiénes serán ungidos como los principales interlocutores de las negociaciones políticas y parlamentarias. Un trabajo que, meses atrás, encabezó Caputo. Y que semanas antes de la elección pareció avanzar en ese sentido cuando reunió a Cristian Ritondo, Rodrigo de Loredo y Miguel Ángel Pichetto junto a Barry Bennett, lobista republicano, y el director de un fondo de inversión en un departamento de Puerto Madero. Ese encuentro marcó el inicio de una andanada de especulaciones alrededor del supuesto desembarco oficial del consultor en el gabinete. El triunfo categórico de este domingo parece haber conspirado, por el momento, contra esos hipotéticos movimientos.

En parte, por la cosecha de legisladores obtenida por LLA: 64 en Diputados, 13 en el Senado. Una performance que sorprendió hasta al más optimista de los libertarios, y descolocó, otra vez, a buena parte del círculo rojo. No solo por el triunfo del oficialismo; también por la derrota de algunos actores del sistema que habían acaparado la atención de un sector del círculo rojo. Juan Schiaretti es uno de ellos: el ex gobernador de Córdoba perdió por 14 puntos contra la lista encabezada por Gonzalo Roca, un candidato desconocido que tuvo poco más de un mes de campaña. Schiaretti llegó a instalarse como un posible protagonista si el país se sumergía en una crisis mucho más seria. Un caso similar al de Córdoba sucedió en Santa Fe, con un postulante igual de desconocido que se impuso sobre el peronismo y, peor aún, la boleta del gobernador Maximiliano Pullaro, uno de los exponentes del experimento de Provincias Unidas que debutó a nivel nacional con una performance decepcionante.

Esos triunfos, replicados en 15 provincias, tienen un único denominador común: la centralidad de Javier Milei, el temor a un colapso del programa económico y, en muchos de esos distritos, a la vuelta del kirchnerismo. Pero la estrategia electoral de apostar por candidatos desconocidos pero leales, muy cuestionada internamente, se definió en las oficinas de Karina Milei.

El ex presidente Mauricio Macri y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos

Entre la cosecha de votos en todo el país sobresalió además el triunfo inesperado de Patricia Bullrich, que superó el 50% contra todos los pronósticos -incluso los propios- que arrojaban, con suerte, un porcentaje en torno a los 44 puntos. La victoria de la ministra de Seguridad, que ahora espera que se oficialice la promesa de los hermanos Milei de confirmar a Alejandra Monteoliva como su sucesora, se convirtió este domingo en una pésima noticia para el PRO de la capital: desde ayer, la senadora electa empezó a trabajar en su proyecto local 2027. “Es lo natural”, dijeron allegados. Una noticia desalentadora no solo para el el jefe de Gobierno, Jorge Macri, que volvió a entusiasmarse en el último mes y medio con la posibilidad de aspirar a la reelección, si no también para su primo Mauricio Macri, que ve en la ministra una amenaza para los intereses políticos y económicos del PRO en su casa matriz. El resultado tampoco le cayó para nada bien a Horacio Rodríguez Larreta, que también trabaja en su campaña 2027.

El ex presidente sigue atento a la reacción de Milei. En la previa de las elecciones había pedido por una negociación amplia en torno al Presupuesto en el Congreso, una “nueva mayoría” y una convocatoria “honesta” por parte del Presidente. Esa atención está centrada, en buena medida, en el futuro de Francos, que propicia un entendimiento entre Milei y Macri. El jefe de Gabinete participó el jueves de un zoom del G25, un grupo de empresarios y dirigentes entre los que se destacan Guillermo Dietrich. El domingo, el ex ministro posteó un comentario positivo sobre la implementación de la boleta única de papel que fue reposteado por Milei. Es tal la desorientación en el Gobierno que cualquier gesto es interpretado como una señal. Macri está cada vez más descreído.

La más explosiva de las noticias de este domingo tuvo que ver, sin embargo, con la fenomenal remontada de LLA en la provincia de Buenos Aires, un triunfo impensado que, así como en la Capital posicionó a Bullrich para dentro de dos años, dejó a Diego Santilli en un nivel superior en la grilla de candidatos a la gobernación en el 2027 -su verdadero objetivo- que ya no cuenta con José Luis Espert.

Santilli es parte de un grupo de dirigentes, junto a Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro, que fueron de los primeros del PRO en pintarse de violeta y que el domingo por la noche se contuvieron para no dedicarle el triunfo a la cúpula partidaria que hace rato dejó de representarlos. “La felicidad que tenemos, pensando en Macri y compañía, no tiene límites”, dijeron por lo bajo. Un pase de facturas que data de varios meses, desde antes de sellarse la alianza electoral bonaerense. “Los dirigentes que tenían precio ya fueron comprados, los que quedamos tenemos valores”, había deslizado en abril el propio ex presidente en una visita a Mar del Plata, mientras muchos de los referentes amarillos tejían por lo bajo con LLA.

En comparación a la elección general del 2023, el Gobierno obtuvo un 39% más de votos este domingo. Desde ese distrito Milei construyó buena parte de su triunfo en todo el país, y volvió a exhibir la crisis del kirchnerismo que se había maquillado con la victoria del 7S, que edulcoró por poco más de un mes la feroz interna que se libra entre Cristina Kirchner, su hijo Máximo y Axel Kicillof.

El domingo, en La Plata, el kirchnerismo había preparado una orquesta, un spot por los 80 años del 17 de octubre y estaba previsto que se difundiera un audio de la ex presidenta. Cuando se conoció que se imponía Santilli sobre la lista encabezada por Jorge Taiana, cerca de las 8 de la noche, Sergio Massa, el jefe de La Cámpora y el gobernador se encerraron a solas, y se decidió que la lista de oradores se acotara a un discurso solitario de Kicillof.

Cristina Kirchner siguió las deliberaciones desde su departamento de San José 1111. La ex presidenta confirmó sus presagios: que el desdoblamiento impulsado por Kicillof terminaría dándole al Gobierno una estrategia triunfal para aglutinar detrás de la figura de Milei el antiperonismo y polarizar la campaña bajo el paraguas del “riesgo kuka”. “Teníamos una sola bala de plata”, criticaron desde el cristinismo.

En los principales municipios del Gran Buenos Aires, el peronismo obtuvo el domingo menos votos que en las elecciones del 7S. Anoche, el gobernador defendió otra vez el desdoblamiento, aseguró que, sin contar a los migrantes, se conservó “prácticamente la misma cantidad de votos”, y que el resultado había sido “muy bueno” para una elección intermedia.

Máximo Kirchner y Axel Kicillof en el búnker de Fuerza Patria (Foto: REUTERS/Martin Cossarini)

En comparación con las anteriores legislativas, el peronismo aumentó efectivamente su caudal de votos: un 3,3% más que el 2021. En esa instancia, en pleno gobierno del Frente de Todos, la derrota determinó una intervención del Gabinete del gobernador, que tuvo que viajar a El Calafate para que se decretara la entrada de Martín Insaurralde como cabeza de equipo en sociedad con Máximo Kirchner. La semana anterior, se había especulado con que Kicillof podía introducir modificaciones después de este domingo. Ayer, en La Plata, aseguraron que, por ahora, no habría cambios. Al igual que el gabinete de Milei.

La relación entre Cristina Kirchner y Kicillof difícilmente se recomponga. La ex presidenta sigue dolida política y personalmente. Pero está pendiente no solo de la provincia de Buenos Aires, también del resto del país. El domingo siguió con atención la performance de algunos dirigentes que promovió personalmente. Juan Manuel Urtubey, que tuvo una muy mala elección en Salta y quedó afuera del Senado, es uno de ellos. Se había barajado, si ganaba, como una opción cristinista para el 2027.

En Santa Fe, el peronismo tampoco tuvo el resultado esperado, pero la ex presidenta se había corrido de la campaña porque no había estado de acuerdo con la estrategia impulsada por Agustín Rossi, que nominó a Caren Tepp como cabeza de lista. El domingo por la noche, en el búnker del peronismo, hubo forcejeos entre referentes de ese sector y de La Cámpora.