En una nueva edición de La Entrevista Informal, Martín Lousteau, candidato a diputado en la Ciudad de Buenos Aires por Ciudadanos Unidos, conversó con diez jóvenes sobre el conflicto universitario, la falta de oportunidades en el mercado laboral y los desafíos que representa para la sociedad la irrupción de la inteligencia artificial.

Como parte del ciclo de Infobae con apoyo de UNICEF, el dirigente también respondió sobre la baja de la edad de imputabilidad y reflexionó sobre la Ley 125, a siete años de su firma: “Fue una respuesta a lo que iba a ser peor y tampoco funcionó. ¿Qué había que hacer? ¿Dejar que fuera lo peor? ¿Hacerse el distraído?

Durante el diálogo abierto, se pronunció sobre la crisis de salud mental, el estreno de la Boleta Única de Papel y el alcance del acoso en redes sociales: “En mi generación, el bullying se acababa cuando llegabas a tu casa. Ahora, la opinión de los otros te la llevás hasta la cama a las 11 de la noche”.

Formaron parte Alexander Emilio Ticlia Reyes, Theo Girardin, Aytana Ramírez, Catalina Maluendez, Daniela Del Castillo Seoane, Jazmín Abdala, Juan Ignacio Caricatto, Juan Ignacio Fernández, Malena Vázquez y Pilar Santos.

— Juani: En los últimos años se ha estado debatiendo acerca del financiamiento de la educación pública, en especial en universidades. ¿Qué medidas tiene al respecto acerca del financiamiento de las mismas?

— ¿Quiénes son estudiantes universitarios acá? Todos, casi todos. ¿Quiénes son los primeros en su familia? Uno. Todos sabemos que cuando una familia tiene un primer graduado universitario, cambia la historia. Cambia la historia de la familia en ese momento, pero cambia la de sus hijos, cambia la de sus nietos, cambia para siempre una trayectoria familiar. Con lo cual es algo muy fundamental y que es parte de cómo se construyó nuestra sociedad.

Lo que creo es que hoy hay una discusión un poquito falsa. En todos los lugares del Estado hay para administrar mejor, en todos los lugares del Estado hay para debatir cómo se utilizan mejor los recursos. Pero esa no es la discusión de hoy. Yo creo que la discusión de hoy la manifiesta el presidente cuando dice muchas veces primero que en la educación pública se adoctrina, después que los estudiantes no van, después que faltan auditorías. Creo que hay, lamentablemente, una visión de que la educación pública no debería ser parte de cómo se construye la sociedad. Como decía antes, hay en todos lados, en el sector público en particular, pero también nos pasa en nuestra vida, siempre se pueden hacer las cosas mejor. Pero no puede faltar el financiamiento universitario. Hoy los docentes cobran casi 40% menos que cuando arrancó el gobierno. Entonces algunos docentes dicen: «Dejo de dar clase o voy a trabajar a otro lugar, o incremento horas». Entonces, está la plata, es un tema de prioridades.

Lousteau habló con los jóvenes que participaron del ciclo La Entrevista Informal junto a UNICEF

—Pilar: Te quería preguntar, a partir de la expedición que realizó el CONICET en aguas profundas, ¿qué medidas proponés vos para poder impulsar la investigación científica?

— Primero, maravilloso lo que hicieron, ¿no? Creo que nos abrió los ojos como sociedad de cuántas cosas están haciendo que uno no sabe. Y ustedes saben que muchos de los descubrimientos muy importantes son casuales. A veces se estudia una planta, a veces se estudia un animal de determinado tipo y después mucho, pero mucho tiempo después, se descubre una utilización para eso. Yo creo que una discusión que no estamos teniendo en la actualidad es qué tipo de ciencia queremos, qué queremos subvencionar. Si para la sociedad en la actualidad es lo mismo gastar un peso de investigación en alguien que hace un ensayo de sociología o una tesis de antropología, o inclusive de economía, versus algunas cosas de ciencia más dura. Creo que en el mundo actual, Argentina no solamente necesita subirse rápido a ese tren, sino que si no te subís vas a perder capacidad de desarrollo. Yo creo que lo que hay que hacer es enfocarse todavía mucho más, priorizar algunas de las investigaciones por sobre otras.

—Catalina: Mi pregunta va por la educación sexual integral. ¿Cuál es tu postura? ¿Qué opinas sobre eso? Y también si desde tu espacio tiene algún proyecto para atravesar dicho eje.

— Sí, yo estoy a favor. Obviamente, lo hemos manifestado muchas veces. Hemos insistido no solamente en la aplicación, porque ustedes saben que más allá de la ley, después muchas veces hay restricciones o políticas a nivel local que impiden que se aplique la ley tal como es. Hemos trabajado mucho en la ciudad para eso, inclusive por canales informales, para acercar información, compatible con la ESI, pero que muchas veces no tiene por qué transitar solamente a través de la educación formal.

— Emilio: Sabemos que en estas elecciones debuta la Boleta Única Papel. ¿Qué beneficios considerás que trae a los electores?

— Me lo tendrías que decir vos que votás con esa boleta de papel hace un tiempo, ¿no? No hay sistema perfecto. Muchas veces creemos que cambiando un sistema o cambiando una institución vamos a resolver los problemas. Y la verdad es que gran parte de los problemas provienen de cómo los humanos actuamos en determinado contexto institucional ¿Qué ventajas tiene la boleta única con respecto a la lista sábana? Primero, lamentablemente, sigue habiendo lista sábana. Suponete que vas a elegir en la ciudad, vamos a elegir senadores y diputados. Vos vas a poner la cruz, pero abajo de esos diputados, por ejemplo, hay un montón de otros que no ves. Entonces, la boleta única de papel no está eliminando la famosa lista sábana, que es que abajo se cuelen un montón, que uno no conoce y ese tipo de cosas. Sí creo que baja el costo, se imprime una sola boleta, se impide el robo de boletas. Cuando la boleta es una sola, no se puede, porque es la boleta que todos vamos a usar. Algunos dicen que baja el costo de la fiscalización. Yo creo que baja el costo de la fiscalización, de que no te roben boletas, pero después tenés que tener fiscales porque hay que verificar. Tiene algo que por ahí no sabemos si es a favor o en contra, pero es más acorde a los tiempos que corren. En el pasado los partidos eran muy importantes. Conforme pasa el tiempo y el sistema de comunicación es distinto y también las generaciones van cambiando, hay más confianza en personas específicas que en partidos políticos. En la boleta de papel, tal como está diseñada, es más fácil el ejercicio de lo que se llama cortar boleta, ¿no? Antes uno tiene que efectivamente cortar una boleta y armarla como uno quiere. Ahora uno va y pone las cruces.

— Juan: ¿Qué medidas implementarías para mejorar lo que es la seguridad y reducir el delito?

— Primero, la seguridad requiere una política integral. ¿Por qué digo esto? Porque no es mejorar la seguridad en general, sino que uno tiene que mirar bien qué es lo que está pasando en cada lugar. Cada barrio de esta ciudad es distinto, cada comuna es distinta, cada provincia es distinta. Lo que se requiere es un abordaje integral. Obviamente que tenés que tener un mapa del delito. Si no sabés dónde ocurren las cosas, es imposible destinar los recursos en los lugares donde tiene que haber. En segundo lugar, tiene que haber también un mapa del delito que se construya con datos que a veces la gente no quiere denunciar. ¿A qué me refiero? Si te pasa algo grave o si te pasa algo que necesitás recuperar, por ejemplo, tu DNI o tu teléfono, por ahí hacés la denuncia. Pero si estabas esperando el colectivo y te robaron la mochila, por ahí no hacés la denuncia. Entonces, hay un montón de datos de distintos delitos que no alimentan ese mapa. Y yo creo que hay que dinamizarlo más para que todos los datos se incluyan y vos entiendas qué está ocurriendo en cada uno de los lugares. Una vez que entendés qué está ocurriendo en cada uno de los lugares, el recurso que desplegás puede ser distinto o puede ser concurrente.

Por ahí hay un lugar donde se repite un delito porque a la noche está muy oscuro. Entonces necesitás poner luces. Por ahí hay un circuito, necesitás poner un policía en moto. Por ahí lo que pasa es que no hay suficiente trabajo sobre instituciones que deberían estar. No sé, la escuela a determinada hora. Pero los recursos no es solamente la policía. Insisto, un montón de otras cosas. ¿Hay vida a la noche? ¿Hay zona comercial? ¿No hay zona comercial? ¿Hay luz? ¿No hay luz? ¿Hay cámaras? ¿No hay cámaras? Todo eso es lo que tiene que estar enfocado en conjunto para disminuir el tipo de delito que ocurre en un lugar específico a determinada hora.

— Daniela: El actual Régimen Penal de Minoridad establece que la edad de imputabilidad es a los dieciséis años. ¿Cuál es tu posición acerca del proyecto de ley que busca bajar esta edad de los dieciséis a los catorce años?

— Me parece que es un debate a medias, porque no tenemos un régimen penal juvenil. Primero, los datos apuntan a que los delitos cometidos por menores de dieciséis no son tantos como comúnmente se suele decir en el debate público. Lo que sí pasa es que algunos delitos específicos y algunos delitos muy complejos o graves muchas veces son cometidos por menores precisamente porque pueden salir. Entonces, son utilizados en muchos ámbitos. No es que una ley va a resolver el problema, no es que bajar la edad de imputabilidad va a resolver el problema. Lo que sí necesitamos en la Argentina es pensar en un nuevo régimen penal juvenil. Yo creo que se puede bajar la edad de imputabilidad, pero no es solamente un tema punitivo. ¿Sí? Yo creo que hasta se podría bajar la edad de imputabilidad para delitos específicos, para donde son utilizados y donde tienen penas muy graves. Homicidio es un ejemplo pero creo que hay casos en donde se utiliza puntualmente menores que no es a gran escala. Si lo utilizamos para todos, en todo momento, para todo delito, sin un régimen penal juvenil, lo que vamos a hacer es introducir a los menores dentro de un régimen que castiga y que al final no los saca del lugar en donde los están haciendo entrar, sino que además va a reforzar su comportamiento.

— Aytana: Se vienen muchos cambios en el mercado laboral. A los jóvenes les ha costado acceder a su primer empleo. ¿Qué medida implementaría para que ellos puedan llegar a ese primer empleo y que este sea de calidad?

— Para contrastar, ¿qué es lo que ustedes sienten que pasa en el mercado laboral?

— Jazmín: Faltan oportunidades.

— Faltan oportunidades. Bien. ¿Qué más?

— Catalina: Yo siento que hay cierto adultocentrismo que no nos abre las puertas y que no confía en nuestra capacidad.

—Aytana: También esto de que nos piden experiencia y uno capaz se recibe y tiene veintiún años y, ¿cómo haces para llegar a ese primer empleo?

— Yo creo que hay una brecha muy grande entre cómo era el mundo antes, el mundo de cuando yo tenía la edad de ustedes, y cómo es el mundo de ahora. Los adultos dicen, por ejemplo, ‘las generaciones nuevas tienen menos compromiso o quieren poder hacer más teletrabajo’. Pero la verdad es que el mundo en el que yo crecí cuando empecé a trabajar es un mundo en donde cuando vos arrancabas en un lugar, primero, no tenías experiencia, era tu primer trabajo, ¿sí? El lugar de trabajo era guía y el lugar de trabajo no solamente te formaba, sino que te daba un sendero de determinada seguridad.

Hoy el trabajo no es así. Primero, no solamente pasa con ustedes, pasa con megaestrellas. Hoy pasa algo muy raro que es en otro lugar se certifica si sos bueno o sos malo. Antes, un músico hacía en un estudio unos demos, los mandaba a algún lugar, por ahí se los aceptaban y entonces le empezaban a producir la música. Hoy, cuando un productor agarra a un músico joven, ese músico joven ya tiene seguidores. Ya es un músico, no consagrado quizá, pero es un músico validado. Y eso es así en todos lados. Es como que te exige hoy el mercado algo que te separa o te angustia mucho. Tenés que mostrarme vos mismo que antes de trabajar sabés el trabajo que venís a hacer. Los que no ven que eso pasa, ven que el comportamiento de los jóvenes es distinto, pero no entienden qué es lo que le cambió al sistema. Entonces, eso es lo primero. Lo segundo es que, en los contextos laborales, eso tiene que ser incorporado. Hay algo diferente que tiene que hacerte tener ganas de ir a tu trabajo. En todos los lugares del mundo hoy, el empleo juvenil es un desafío. Y el tercer elemento es que hay pocas políticas de apoyo al primer empleo, poco ámbito de interacción donde los jóvenes están tratando de encontrarse con aquellas empresas que podían proveer un empleo.

Recién me preguntaban de la educación universitaria, pero nosotros tenemos un severo problema de educación preuniversitaria. Cuando uno mira cómo resultan las pruebas en Argentina a través del tiempo, no estamos mejorando, en muchas cosas estamos empeorando. Cuando uno mira las pruebas a nivel internacional, pasa lo mismo. Entonces, ustedes tienen mucha suerte y tienen mucho mérito de poder llegar a una carrera universitaria y estar estudiando. Van a tener más probabilidades, inclusive en este contexto complejo. Pero hay un montón de otros que, si no salen con determinadas capacidades y no llegan a la universidad, es muy difícil para el sistema incorporarlos. Si uno no tiene capacidad de razonamiento lógico, lengua y matemática, si uno no tiene capacidad de comunicación con el otro… La verdad que eso es una complejidad adicional. Entonces, se empieza a particionar la sociedad. Y a medida que se acelere el cambio tecnológico, esa diferencia es todavía mucho más grande.

Entonces, hay políticas de primer empleo que son muy importantes. Hay maneras de certificar capacidad cognitiva, es decir, de aprender en el trabajo, que no tienen nada que ver con una certificación formal. Hay una empresa en la ciudad de Buenos Aires que usa inteligencia artificial para hacer test a muchos chicos que no tienen ni siquiera terminado el secundario, pero que tienen mucha capacidad para aprender. Después hay que hacer un trabajo de base mucho más importante sobre la educación primaria y la educación secundaria. Sin eso es muy difícil y la brecha se va a incrementar. Y no es que la va a resolver la inteligencia artificial. De hecho, para poder aprovechar la inteligencia artificial hace falta mucha lógica; iterar, repreguntar, testear.

— Malena: Como jóvenes tenemos como un gran problema la salud mental. Desde la pandemia, los casos de ansiedad y depresión fueron aumentando. ¿Qué políticas creerías que serían aceptables para mejorar este problema?

— Me parece que la primera política es darnos cuenta que es un tema enorme. Yo no veo que la salud mental esté incorporada dentro de las preocupaciones de la política pública en la escala que debería tener. No hay suficiente ámbito donde recurrir rápido cuando hay un problema incipiente de salud mental y, en muchos casos, no hay suficiente estructura para atender eso. Creo que la pandemia lo agravó. Hubo una gran subestimación de lo que implicó la pandemia en tendencias de todo tipo y color, no solamente en materia de salud, sino en materia de educación, en materia de pérdida o cambio de la calidad del trabajo, en términos de impacto emocional, inclusive si no tiene un correlato en salud mental en camadas que han perdido.

Pero después hay otro elemento que me gustaría que me digan ustedes cómo lo ven y que tiene que ver con algo que nosotros no teníamos plenamente o veinticuatro horas al día con nosotros, que son los celulares y las redes sociales. Hay un libro muy interesante que arrancó un movimiento en Estados Unidos, que es un libro de un autor que se llama Jonathan Haidt, que se llama “La generación ansiosa”. No sé si alguno lo ha leído, pero indica que es un instrumento que necesitamos para trabajar, para socializar, pero que no es idóneo para cualquier edad y en cualquier momento. Hay un intento de retrasar la adopción por parte de los niños del teléfono, el smartphone y las redes sociales. Y ahí quiero saber si ustedes están viendo algún movimiento dentro de su propia camada o dentro de su propia generación para moderar esto o si ven que no, si piensan que tiene impacto, que los angustia que alguien veinticuatro horas pueda estar opinando sobre vos; si ven muchos compañeros de ustedes que empiezan a tener una adicción incipiente al juego o a la pornografía, o que no pueden vivir sin la opinión de los otros. Antes, en mi generación, la opinión de los otros se acababa cuando llegabas a tu casa, el bullying se acababa cuando llegabas a tu casa. Ahora, la opinión de los otros te la llevás hasta la cama a las once de la noche, cuando tenés que estar durmiendo. Entonces, quería saber cuál es la opinión de ustedes.

— Jazmín: Bueno, está claro que es un mundo aparte.

— Es un mundo aparte.

— Jazmín: Es un paralelo, porque se genera una red de distintas cosas y no es quizás tan detenible como en la realidad. No es lo mismo que te hagan bullying cara a cara a que te lo hagan por una red y esa red después traspase de Argentina hacia China y los chinos también te hagan bullying a vos, por decir. Pero es un mundo aparte y es difícil controlarlo.

— No es controlable, pero a veces veo que entre los jóvenes también empieza a haber una discusión de cómo esto se aborda de otra manera. Es un mundo aparte porque es virtual, pero en el momento en que te genera un impacto emocional, deja de ser un mundo aparte. En el momento en que te hacen bullying en la escuela, pero cuando llegás a tu casa te siguen haciendo bullying por el teléfono y eso te impacta… Es un mundo real, no es un mundo virtual.

— Jazmín: ¿Pero no piensa que somos dos personas distintas? Porque una cosa es lo que yo muestro en redes y otra es lo que yo soy en la realidad. O sea, desde el momento en el que subís una foto y ponés un efecto, ¿no piensa que somos dos personas distintas y ahí se genera un paralelo?

— Ahí vuelvo a la brecha y al puente generacional. Yo tengo un hijo de doce. A veces le muestro una imagen y me dice: «Eso es inteligencia artificial». Le digo: «¿Cómo te das cuenta?». Quiere decir que él, producto de estar expuesto a eso, está detectando cosas que yo no puedo percibir. Estoy seguro de que les pasa eso a ustedes. Puede ser que tengan la capacidad de decir: «Perfecto, yo en las redes soy uno y en mi vida soy otro». Pero creo que se suman dos cosas. Primero, si te importa un poco lo que pasa con tu vida en las redes, algo te tiene que impactar. Y lo segundo es que, cuando la comunicación es a una escala tan masiva, hay algo de nuestra pertenencia que se pierde. Hay un psicólogo social evolutivo que decía: «Los seres humanos aprendimos a convivir en comunidades de doscientos». En comunidades de doscientos, siempre hay algo por lo cual sos valorado. Si no sos el gracioso, sos el que mejor talla la madera. Si no, sos el que toca mejor la guitarra; si no, sos el que es más solidario, el más fuerte, el más sensible… Algo de lo que vos traés a la comunidad es valorado. Cuando eso se diluye en centenas de millones, sentís que lo tuyo no es único nunca. Esa exposición a que todo está filtrado y todos te muestran su mejor parte no es tan sencilla. No es tan sencilla de sostener. Por ahí ustedes tienen más capacidad para dividir.

— Daniela: Yo quería agregar un comentario. Para mí la tecnología trae muchas cosas buenas, pero también trae sus cosas malas. Nuestra generación está haciendo realmente una autocrítica ahora de qué tanto utilizamos las redes para ciertas cosas. Para mí, la generación que está siendo más afectada, obviamente, es, por ejemplo, la de tu hijo. Lo offline y lo online no son tan separables muchas veces. Lo que tiene que pasar y lo que espero que pase es que toda la sociedad se tiene que adaptar a esas cosas. Y, por ejemplo, la educación tiene que agarrar todos estos desafíos y enfrentarlos de lleno, porque son cosas que van a seguir avanzando y me parece que más que todo la educación argentina ahora tiene que empezar a no quedarse atrás. Estos son cambios que avanzan y no creo que se vayan a detener.

— Yo creo que los cambios no se detienen. Sí creo que hay dos o tres cosas que tenemos que pensar en conjunto. El libro que les cité arranca diciendo: «Supongamos que ahora hay una tecnología para llevar a Marte y le decimos a los padres: “¿Están dispuestos a que sus hijos vayan a Marte? Es gratis. De hecho, les vamos a pagar. No sabemos cuál es el impacto a largo plazo de un viaje de esas características, ni en la psicología, ni en lo físico, pero les vamos a pagar y les vamos a dar gratis el cohete para que vaya». Uno como padre diría: «Che, yo no lo hago». Él lo que dice es que hicimos un experimento similar al darle algo que no estaba testeado. ¿Por qué digo que lo tenemos que abordar en particular? Porque ahora va a ingresar a una escala mucho más masiva la inteligencia artificial. Ustedes ya la están vivenciando, pero va a entrar en el campo de la educación. En aquel lugar donde no tenemos una mejor alternativa probablemente la inteligencia artificial sirva. Pero también es cierto que es un experimento sin control si lo que ingresa a nivel educativo de inteligencia artificial está diseñado por alguien que solo quiere extraerle valor. Nosotros tenemos que ver cómo mezclamos este mundo que se va desarrollando muy rápido con aquellos que se dedican a la pedagogía. Si no, el diseño de los productos que van a ingresar masivamente en el ámbito educativo en inteligencia artificial van a estar diseñados por alguien cuyo objetivo no es la mejor educación posible. Necesita un diálogo a una velocidad inusitada, porque el cambio no solamente es indetenible, sino que es extremadamente rápido y se está acelerando.

— Jazmín: Ya que estamos hablando de inteligencia artificial, ¿qué proyecto presentaría para desarrollarla aún más?

— No veo que haya algo específico que el sector público pueda hacer para que vaya más rápido, porque se necesitan tantos recursos, datos, capacidad de procesamiento de datos y sobre todo tanta energía que no es que haya algo específico que se pueda hacer. Sí creo que el Estado tiene que estar pensando en todos los ámbitos donde la inteligencia artificial pueda mejorar la asignación de recursos, la transparencia, la eficacia. Después hay otra capa, que es la que acabo de mencionar, que es: ojo con cómo la usamos para algunas cosas específicas. Tiene que estar diseñado para ese fin específico, particularmente, en mi opinión, en el ámbito educativo.

Hay una salvedad que voy a hacer que es que la inteligencia artificial está entre nosotros hace mucho, pero mucho tiempo. Hoy cobró una dimensión distinta, no solamente porque se acelera, sino porque además tenés el primer formato de algo que parece humano. Necesitamos no caer en el riesgo de la antropomorfización, que es pensar que lo que hay del otro lado es un humano. Ese es un riesgo muy grande. Lo que hay del otro lado no es un humano, no piensa como un humano, no hace los razonamientos como un humano, tiene errores que son distintos de los que tiene un ser humano. A veces viene mi hijo y me habla como si hubiera estado hablando con alguien y le digo: «Mirá, es muy importante, pero es muy importante que entiendas eso. Muy importante». ¿Quién usa Chat GPT? Todos, me imagino. Bueno, ¿lo saludan? «Hola, ¿qué tal?» Es raro. ¿Piden consejos personales? ¿Sí? ¿Vos pedís consejos personales?

(Fotos Adrián Escandar)

— Juani: Sí, yo lo uso a veces, quizás no es lo mejor, pero como psicólogo. Le pregunto cuestiones personales y me contesta.

— Ese es un punto que antes decía: donde falta alguien, donde falta un psicólogo… Tenemos que tener sumo cuidado, porque no razona como nosotros, está haciendo conexiones de distinto tipo que son más probabilísticas. Va a tener alucinaciones, va a tener sesgos de los cuales no somos conscientes y también tiende a reafirmar muchas cosas de lo que uno piensa. Es complaciente. Ojo, no es una persona. Al mismo tiempo, hay que diseñar la currícula y la utilización a nivel de primaria y secundaria de la inteligencia artificial, con un cuidado muy especial que no puede ser dictaminado por otros que tienen otro interés que la mejor educación. Por un lado, puede suplantar y puede reforzar un montón de cosas que necesitamos para enseñar, pero, por otro lado, tenemos que estar bien en alerta acerca de qué tipo de entidad es eso que está ahí.

— Theo: Si tuvieras que señalar una posición, un voto, una decisión que tengas que cambiar, que hiciste en el pasado, ¿cuál sería y si aprendiste de eso?

— Todo el tiempo uno aprende, la verdad. También hay que tener en cuenta los contextos. Voy al caso de las 125, que es algo que nunca se aplicó. Es una discusión que continuó, pero nunca se aplicó. Fue una respuesta a lo que iba a ser peor y tampoco funcionó. Entonces, la pregunta que uno se puede hacer es: ¿qué había que hacer? ¿Dejar que fuera lo peor? ¿Hacerse el distraído? ¿Tratar de intervenir para que no ocurra? No es fácil. Visto después, digo: «Es obvio que no funcionó» Entonces, la autocrítica es: «Eso no funcionó, claramente no funcionó». ¿Qué alternativa tenía en ese momento? No lo sé, porque sos un engranaje más en algo que iba claramente a ser algo mucho peor. Todo el tiempo tenés que convivir con eso a nivel de la política pública y a nivel personal. Todos vamos tomando decisiones que las tomamos con la información, nuestro estado de ánimo y el contexto del momento. Y después uno mira y dice: «Por ahí, no fue lo mejor…».

Después, por ejemplo, mis votaciones en el Congreso son todas votaciones en donde medito mucho, trato de brindar alternativas y algunas pienso cuál es la consecuencia a largo plazo, más allá de la moda del momento. Después, ¿equivocado? Seguro estoy equivocado en un montón de cosas. La realidad es como un gran mapa de noche y cada uno de nosotros trae una linterna chiquitita que a veces funciona y a veces no, e ilumina una parte del mapa, la que tu conocimiento y tu vocación de conocer y tu linterna permiten. Yo no puedo decir que tengo la razón en las cosas. Yo puedo aportar mi visión a una discusión. Creo que eso es lo máximo que uno puede hacer.

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Producción Periodística: Facundo Chaves y Lara Lukaszewicz

Postproducción: Nicolás Spalek y Cecilia Arizaga

Dirección de cámaras: Samuel Cejas y Diego Barbatto

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